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Carlos Herrera  
Diario Sevilla, 16 de septiembre de 2007
Al final de la escalera

Acaba de publicarse una teoría que da una explicación biológica al hito que cambió el mundo al principio del siglo XIX: la Revolución Industrial. El historiador Gregory Clark, tras más de veinte años de investigaciones, ha llegado a la conclusión de que los cambios en los valores del hombre nos hicieron pasar de la inanición a la riqueza. Es un titular extremo, pero resume bien su conclusión. Los fundamentos del historiador han suscitado reacciones diversas y algunos aclaman esta teoría como desafiante. Según Clark, antes del 1800 la mayoría de la humanidad vivía sumergida en “una economía encerrada en una trampa maltusiana”: Thomas Malthus vaticinó una desastrosa economía debido a que la población crecía mucho más rápido que el suministro alimentario. Mucha gente para tan poca comida. Sólo la peste negra equilibró la balanza. Clark señala que “el ahorro, la prudencia, la negociación y el trabajo duro se convirtieron en los nuevos valores para unas comunidades que antes habían sido derrochadoras, impulsivas, violentas y amantes del ocio”. Llegados a este punto, veo ciertas similitudes con nuestro actual perfil social. Tal vez la humanidad vive su regresión. Gabo era clarividente y el mundo es Macondo.
 
Lejos de hacer referencia a las fallidas predicciones de Nostradamus, todo lo que empieza acaba. El cambio climático es una amenaza que culpabiliza los excesos del hombre. Hemos maltratado a la Madre Naturaleza y ésta, ahora, retoma su sitio. Empieza el retroceso de la evolución social con la reducción de combustibles, se aparcan los coches por ecológicas bicicletas, las contaminantes bolsas de plástico se sustituyen por las de papel reciclado, el agua escasea, hay que reducir el consumo eléctrico y, para colmo, se nos invita a una dieta vegetariana, la que menos interviene en el efecto invernadero. ¿Sabía que la ganadería mundial genera más gases de efecto invernadero que todas las formas de transporte juntas? ¿Y que la carne de ternera es el alimento que más contribuye a la producción de CO2?  Es, sin duda, el momento de la regresión. Estamos tan abocados al destino de los Arcadio Buendía que un periodista científico ha analizado ya el futuro si las personas se extinguiesen. En cinco años, dice el norteamericano Alan Weisman, se produciría un gran incendio debido a la explosión de dispositivos sin control. En trescientos, la naturaleza se comería el asfalto, la ciudad se llenaría de plantas y animales y en quince mil más una glaciación sepultaría bajo la nieve todo vestigio humano. Muy agradable para una tarde de domingo.

Pero esto es lo que hay. Si la Revolución Industrial se originó por el ahorro, la prudencia, la negociación y el trabajo duro, recuperemos los valores que caen en picado en estos días donde crece el hedonismo, la poca exigencia y la parca aportación cultural.