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Carlos Herrera  
Diez Minutos, 22 de agosto de 2007
Querida Lara

Existe la impresión de que el amor no ha sido generoso contigo. Un algo en tu elegante forma de estar y no caer ni en provocaciones ni en ordinarieces nos dice que esperabas más de esto.

Dicen que no hay nada que te una emocionalmente al padre de tu segundo hijo, pero, también, que no desperdiciáis un momento para estar juntos. Eso nos lleva a pensar que hay un algo en ti que sigue peleando por convertir los deseos en realidad.

Ello está bien mientras la realidad sea mínimamente maleable; si es un muro de cemento, amiga, corremos el peligro de estrellarnos contra él.

Llama la atención que vuestros gestos no se correspondan con vuestras declaraciones, pero ése es un privilegio que tenemos los que creemos que las explicaciones sólo nos las debemos a nosotros mismos.

Pasado el verano, la atención se dispersa y la pasarela de la vida de algunos se transforma en esporádicas apariciones, con lo que igual nos entretenemos con otras cosas.

Sigue con tu carrera, con tus hijos y tus esperanzas.

Afina un poco más el tiro y no te lamentes más de la cuenta: hay canastas que se fallan inesperadamente y obstáculos que no sortea ni el mejor jinete montado en el mejor caballo.