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Carlos Herrera  
Diez Minutos, 25 de julio de 2007
Del fútbol al remate del amor

El matrimonio mixto “futbolista-joven estupenda y guapísima” por excelencia es el que forman David Beckham y su pijísima Victoria–-la que le dijo al policía que la obligaba a bajar del coche después de haberla detenido por exceso de velocidad:  “¿Está loco? No llevo tacones”–.

Ya viven en Los Ángeles y la Adams es más feliz que en Madrid gracias a toda la tontería con la que se codea allí, y a la posibilidad de hablar en un idioma que no le suene a indio y no le huela a ajo; en las tiendas carísimas de Madrid, me dicen, le han puesto una hornacina con su imagen y lloran melancólicamente su marcha. Desde siempre futbolistas y actrices, cantantes o modelos se llevaron bien: suelen ser jóvenes, atléticos y adinerados.

Unas lucen sus piernas en la pasarela y los otros en el estadio, y por las piernas se unen. Los clubes de fútbol quieren, por lo general, que sus jugadores más jóvenes se casen pronto en el convencimiento de que así se recogen antes y tienen quien les controlen los deseos de aventura y desenfreno, además de no derrochar en exceso el dineral que ganan. Consiguen convencer a algunos –a Ronaldo, no–.

Aquí el primero en conquistar “miss” fue Clyford Luyk, el baloncestista del Madrid que enamoró a Paquita Torres, la “miss de misses” por antonomasia, y engrosó la lista en la que figuran de forma destacada Pirri y Zoco. Uno retiró a Sonia Bruno de los platós (o se retiró ella misma) y el otro ayudó a María Ostiz a descubrir lo que un pueblo es. Y ahí siguen todos tan felices, por cierto.

En los tiempos que corren, la mezcla modelo-delantero  la reinauguró Raúl, el educado futbolista en horas de enfriamiento, cuando desposó con su actual Mamen, con la que gasta cuatro churumbeles. Y también Figo, el portugués, que se unió a un pedazo de señora rubia de las que sólo te consuela pensar que el setenta y cinco por ciento es agua. Ronaldo ha paseado a alguna que otra, pero lo que en verdad resulta ser es un furibundo partidario de la compañía de alquiler más que del contrato a largo plazo; así sus fiestas, al decir de los invitados, siempre serán legendarias por las luces de colores.

Ahora anda enamoriscado otro madridista –¿aquí sólo alternan con modelos los del Real Madrid?–-, Sergio Ramos, con una bella muchacha de nombre Elisabeth Reyes, con la que ya andan diciendo algunos que se van a casar. Qué necesidad.

Piensen en Iker Casillas y Eva González, en Jaydy Mitchel y Rafa Márquez. Y paro de contar con nuestra bellísima Laura Sánchez, que es madre de una niña habida con su Aitor Ocio de su alma, que, vaya por donde, no es del Madrid. Los bellos, estupendos y ricos se llaman entre ellos. Cuestión de pelotas, andares, perfiles y remates.