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Carlos Herrera  
Diario Sevilla, 1 de abril de 2007
El fracaso de un éxito

Quiero ser claro con el público presente, especialmente con los cristianos que hay escondidos en la penumbra. Esto no es un espectáculo provocador. La intención del espectáculo que van a contemplar es hacer perder la fe al público”. Así es como Leo Bassi saluda en su obra “La Revelación”.

Yo también quiero ser clara, señor Bassi: con el público presente y especialmente con usted, que está iluminado, además, por los focos del teatro. En sus palabras hay un desafío hacia los cristianos que, dice, se esconden en la penumbra. Quienes fueron a ver su espectáculo lo hicieron libremente, por placer o para poder opinar después. Si estuvieron en una penumbra, entiendo que sería la misma que cubriera a los agnósticos o ateos. A no ser que usted dispusiera sitios marcados para unas u otras creencias religiosas. Para empezar ha tachado de cobardes a los cristianos. Dice también, señor Bassi, que su espectáculo no es provocador. Usted aparece vestido de Papa, difunde críticas contra la Iglesia y decora sus símbolos. No veo que sea una herejía disfrazarse, pero sí mediocre que su creatividad no supere a la de Madonna, puesto que su genio artístico y trasgresor se limita a poner luces de discoteca a un crucifijo y a repartir preservativos entre el público como si estuviera dando de comulgar al respetable.  Escudado en la libertad de expresión que nos bendice en las sociedades avanzadas, usted está en el derecho de hacer lo que quiera en su espectáculo y nadie, por muy ofendido que se sienta, debe agredirle como hicieron los falangistas. Así pues, esta cristiana no provocará a las masas para que ataquen a un señor que baila con sotana a ritmo funky. Tampoco es el primer sacerdote que lo hace. 

Confieso ante usted, señor Bassi, que no veré el espectáculo. No comparto sus formas de criticar las creencias religiosas en general, y las monoteístas en particular, como no busco alimento en las heces como hace usted.   Desde el respeto más profundo, señor Bassi, no me gusta tampoco el momento que ha elegido para actuar en una ciudad donde los católicos vivimos con devoción nuestra fe. Y dice usted que esa es precisamente su intención, que perdamos la fe. He de decirle, señor Bassi, que algo tenemos en común. Usted asegura que después de las críticas se siente más fuerte para llevar a cabo la cruzada laica. Le asevero lo mismo. Usted hace más fuerte mi espiritualidad. Alguien dijo que la religión está en el corazón y no en las rodillas. El hereje no es siempre el que arde en la hoguera, pero sí quien la enciende.

Que en la taquilla se colgara el cartel de no hay billetes es su éxito, y su fracaso, haber quebrantado la moral católica. Repito sus palabras: ¿cómo puede un payaso ser capaz de quitarle la fe a alguien?