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Carlos Herrera  
Diario Sevilla, 
Bajo la alfombra

Confesar abiertamente que en tu casa hay cucarachas es como decir a voz en grito que tu hijo tiene piojos. Ambos tabúes se asocian con la suciedad y antiguos prejuicios, por un no sé qué. Los piojos no se acercan a cabellos sucios, menudos son ellos. Por contra, encuentran el paraíso en las cabezas limpias.

Algo similar ocurre con las cucarachas. Tu casa puede estar requetelimpia, pero en ella las correderas hallan comida, espacio y ambiente ideal.

Cierto es que las cucarachas se alimentan de la porquería que el ser humano genera y que impulsamos a través de diferentes sistemas a nuestro alcantarillado común. Una red de tuberías que crea una malla desconocida bajo nuestros pies. Haga el esfuerzo, mire hacia abajo, taladre con su mirada el suelo e imagínese qué hay bajo la alfombra de su ciudad. Una auténtica red de tuberías que arrastran nuestras inmundicias. Roñas que sirven de alimento a millones de bichos que conviven en la oscuridad del vecindario. Ahí hay una auténtica plaga de cucarachas que nadie denuncia, probablemente, por vergüenza.

Pero que en casa aparezcan cucarachas grandes, gordas y voladoras, no es nuestra única responsabilidad. Los ayuntamientos deben asumir que el hogar común de los andaluces, la ciudad, no es sólo el exterior, sino que tiene también un subsuelo que requiere de mantenimiento frecuente: hay que levantar y limpiar lo que la alfombra esconde. El Consistorio sólo limpia las cañerías si muchos vecinos alertan de la existencia de una plaga. Pero sepan, mis respetados conurbanos, que en el centro de Sevilla las hay y las habrá, puesto que su erradicación es imposible, aunque no incontrolable. Por ello es necesaria la sistemática fumigación del bajo suelo.

Sin duda la zona más afectada por la plaga de cucarachas es el centro, la zona antigua de la ciudad, debido a la decrepitud de las cañerías, cuya forma es lineal (recta), careciendo de sifones (curvas) que impidan con sus fuertes corrientes el asentamiento de cucarachas y roedores. Ellas encuentran en las tuberías y correntías lineales el poso perfecto de la comida tranquila y la ideal combinación alimento-humedad ¿Y por qué, teniéndolo todo ahí abajo, emergen a nuestros hogares a pesar de estar éstos fumigados? Pues porque hay tantas ahí abajo que no se aguantan las unas a las otras. Huyen de la masificación hacia otros caminos en busca de nuevas fuentes de alimentación, que confluyen, a la inversa, en las cañerías de nuestras cocinas, servicios o finos recovecos.

Así que por mucho que fumigue su casa cuatro veces al año, si el Ayuntamiento no lo hace, seguiremos con un problema que los vecinos parecen aceptar con normalidad, creyendo que es lógico en el sur de España. Craso error. Vecinos, no es normal tener cucarachas en casa en ninguna época del año, a pesar de ser la primavera y el verano su temporada alta. Ayuntamiento: fumigue con regularidad, porque hay plaga de cucarachas. Querido lector: siento el mal rato, pero quizás nos hagamos todos un favor.