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Carlos Herrera  
Diez Minutos, 28 de diciembre de 2006
El año que perdimos a las dos Rocíos

Este año que despedimos nos deja el regusto de algunos adioses intensamente llorados.

2006 quedará para siempre como la fecha en la que dos Rocíos, dos estrellas próximas, descomunales, humanas, adoradas e inigualables, nos dejaron sumidos en la más dolorosa de las ausencias.

Cuando nadie lo esperaba, Rocío Dúrcal desapareció de la escena de la vida con la misma virtud que exhibió a lo largo de su vida: la templanza y el exquisito equilibrio entre los dos ámbitos de su vida, el público y el privado.

Al poco, la muerte que más temíamos, la que no queríamos ver, se hacía presente para llevarse el torbellino pasional que de forma más honda había calado en el corazón de los españoles: Rocío Jurado fallecía después de haber peleado contra el mismo mal que le costó la vida a su tocaya y dejaba un cuadro de desolación que no se vivía en España desde hacía muchos años.

Dio la impresión de que se moría una “Jefa de Estado Artístico” y que se le rendían merecidos honores de reina. Algo se nos fue con ellas.

Algo de ellas quedará para siempre flotando en los algodonales de la memoria colectiva.

En el capítulo de bodas no cabe la menor duda de que el titular patrio lo ocupa el enlace santanderino de Carmen Martínez-Bordiú y José Campos, auténticamente multitudinario.

Entre eso y sus bailes posteriores en la televisión, Carmen ha ocupado más tiempo y espacio en los medios –con polémicas incluidas– que el que pudiera haber ocupado en sus tiempos más estelares.

La boda internacional que más ha robado nuestra atención ha sido, indudablemente, la del majareta de Tom Cruise.

El tío está como una cabra, pero se gasta la pasta necesaria para darse gusto y dárselo a su esposa, cosa que me parece muy bien.

Ello, unido a la separación de Gina Lollobrigida y su novio-nieto catalán, el nuevo embarazo de la Princesa de Asturias, el de la esposa de Julio Iglesias, que ha salido a “Papuchi”, el casamiento de Bertín, el hijo declarado de Alejandro Sanz y el eterno e incansable culebrón Ubrique, configura un año apañadito.

Aunque todo lo anterior se queda en nada si lo comparamos con quien más titulares y artículos ha merecido a lo largo del año: Isabel Pantoja.

La cantante sevillana ha quedado retratada, descrita y comentada por todas partes.

Quien más, quien menos, cree que lo peor aún está por llegar, pero si alguna historia ha incorporado todos los elementos de un buen culebrón ha sido, indudablemente, la de Julián Muñoz, su ex esposa e Isabel.

Menudo filón. Veremos por dónde nos sorprende el año 2007, año para el que esta casa les desea, literalmente, lo mejor.