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Carlos Herrera  
ABC, 22 de diciembre de 2017
Crónica triste a medias

El triunfo de la bella Inés resulta meritorio, pero insuficiente

UNA de la tarde, más o menos: baja la participación en el conjunto de Cataluña. Una y media: efectivamente baja algo, pero especialmente en Gerona y Lérida, subiendo en las grandes ciudades, lo cual da a entender que esa pérdida de votantes afectaría más al bloque independentista. Seis de la tarde: en realidad sube la participación unos cinco puntos, y sube en todas partes, con menor incidencia en Gerona, es decir, si ese es el total de la subida puede dejar las cosas más o menos como están, aunque algunas informaciones quieren detener su atención en que en municipios bastiones del constitucionalismo las colas para votar eran notables. Hospitalet crece, nada menos que un 8 por ciento, parecido a lo que marcan Tarrasa, Sabadell o Mataró. A esa hora y con esos datos se da por hecho que la subida de participación –en el caso de ser mayoritariamente voto del cambio– no será suficiente para volcar la situación. La participación a las seis se resume en veinte puntos más que en 2010, pero eso queda muy lejos de hoy. Siete y media de la tarde: GAD3 se viene arriba con una encuesta que vaticina una participación del 84 por ciento y el triunfo en votos y escaños de Ciudadanos, algo por encima de ERC, y creciendo a costa del PP, que se difumina. En realidad es una acumulación de trackings.

Todo lo que se diga, me dicen, queda corregido por el CERA, censo de residentes ausentes, que siempre lima los resultados. Ocho de la tarde: con los colegios cerrados, la conjunción de sondeos da a entender que Ciudadanos vencería por muy poco margen. Casi 34 escaños. A pesar de ello, los soberanistas podrían revalidar la mayoría absoluta. Quin neguit, es decir, qué desazón.

¿Es una derrota o una victoria para los independentismo? ¿Tendremos que volver a votar en mayo?

Ya son las nueve de la noche. Esto es más lento que el caballo del malo. Los primeros datos dan la victoria apabullante de Juntos por Cataluña, que con ERC obtendría megamayoría absoluta. Como para echar a correr y no parar hasta cruzar el Ebro. Poco a poco, Cs se va acercando mientras el PP queda anclado en tres. Espera, espera, a las nueve y veinte la gente de Arrimadas sobrepasa a ERC y alcanza a Junts Pel Fricandó. Si sigue esta proyección los naranjas sobrepasarán de largo a los demás, pero el independentismo obtendrá mayoría absoluta.

Las diez y media. Esto parece que se va a quedar así. Los compañeros de ABC me dicen que envíe ya el artículo y la cosa la dejo en que ha ganado Inés Arrimadas, pero en que el independentismo vuelve a armar una mayoría absoluta. Con el 75 por ciento escrutado la suma de votos de Cs, PP y PSC es mayor que la de ERC, JUNTS y CUP. Aún así la mayoría está donde está. Es la fotografía de la Cataluña dividida: claramente la urbana la copan Ciudadanos y resto del constitucionalismo, pero la rural es para el independentismo y, al ser mimada por la ley electoral, domina a la otra.

El triunfo de la bella Inés resulta meritorio, digno de aplauso, pero insuficiente. Los indepes podrán formar gobierno (aunque con la CUP nunca se sabe) sabiendo que no podrán reiniciar la locura vivida que les ha llevado a algunos a la cárcel. Escaño arriba o abajo, los mismos que han llevado a Cataluña a una situación dramática, colocando a la comunidad al borde del desprestigio absoluto, van a poder entenderse para seguir en el machito, aunque con las dificultades propias de quien tiene a un dirigente en la cárcel y a otro fugado. Los registradores, notarios y gestorías no van a dar de sí para organizar la salida de los que van a querer irse. En fin...