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Carlos Herrera  
Diez Minutos, 20 de abril de 2006
Nuestro calvario

Un año más, la Semana Santa de Sevilla ha centrado el interés de muchos españoles deseosos de vivir experiencias intensas y bellas. Para los que aquí vivimos, que miles de personas elijan Sevilla para compartir con nosotros nuestros días grandes es, indudablemente, motivo de satisfacción y orgullo. Sean siempre bienvenidos.

Vivirán el aliciente de las emociones propias de cada Paso de Palio o de Misterio y el añadido de la presencia  en vivo y en directo de no pocos personajes de revista –de revista del corazón, entiéndase– que también consideran Sevilla como la capital de la Pascua, al igual que Marbella y Mallorca son las capitales del verano o Baqueira la de invierno.


Hay un par o tres de balcones clásicos en la Carrera Oficial a los que se les presta especial atención porque se sabe que de ellos surgirá, en cualquier momento, la luminaria de un personaje famoso: no falta Teresa Campos y su familia –unos años con yernos y otros sin--  en las ventanas del Duque o en el balcón de la zapatera prodigiosa, Pilar Burgos, en plena Campana; en cualquier momento puede ser uno sorprendido por la presencia siempre inquieta y deslumbrante de Josemi Rodríguez Sieiro, Sierpes arriba, Sierpes abajo; Carmen Martínez-- Bordiú compartía balconada con Charo Reina frente a Montesión, donde habitualmente vibraba una no vista María del Monte; Francisco Rivera ha salido de costalero del palio de la Esperanza de Triana y su hermano Kiko, locuaz respondedor con bastante mala uva de preguntas acerca de su madre y el novio de ésta, de escolta de la Banda de Las Tres Caídas –no lo entiendan con doblez–, aunque su familia hubiese preferido verlo con capirote en El Silencio; Cayetano Martínez de Irujo también ha ejercido de costalero durante algunas “chicotás” bajo el paso del Señor de la Salud, que es la Hermandad a la que esa casa está afiliada; Kofi Annan, Secretario de Naciones Unidas, mostró mucho interés por la Cofradía de Los Negritos.


De haber venido María José Campanario la hubieran atendido con gusto en La Quinta Angustia; de haberlo hecho la alcaldesa de Marbella hubiese salido detrás de El Cautivo; Mariano Rajoy tuvo el privilegio de realizar una llamada a un Paso y hubo quien dijo que lo que tendría que aprender a llamar es a su partido, pero al orden; y, por resumir de forma un tanto incompleta, Albert Boadella, pregonero taurino de este año, disfrutó de la salida de La Macarena, aunque, en el fondo, a él le hubiese gustado también salir de nazareno en Montserrat.


Pero en Montserrat de aquí, que en la de allí no le tienen tanto cariño.