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Carlos Herrera  
Diario Sevilla, 10 de octubre de 2005
Adiós, papá

Es un matrimonio familia? ¿O la familia es lo que se genera a partir de la unión de dos desconocidos que se llegaron a casar? Tras el maridaje de dos individuos, automáticamente los árboles genealógicos de los contrayentes se mezclan formando otros parentescos como suegros, cuñados y demás, sin una sangre común. Hasta que llega la descendencia. Los hijos, son fruto de la decisión acordada por dos personas. Todo se mantiene en los límites de la normalidad hasta que ese matrimonio, que desencadenó en una feliz familia, se rompe. Es cuando se añade a todos los parentescos un ex, salvo a los hijos. Los hijos los son hasta la muerte. No se convierten en un ex hijo, aunque haya jueces y psicólogos que confundan, irreflexivamente, matrimonio con familia sacrificando al padre de todos sus derechos, porque la ley, hasta hoy, es el juez.

Desde la Ley del Divorcio de 1981, a nivel general, las leyes exaltan a las madres pero anulan de manera injusta a los padres. Bien es cierto que la justicia es pendular: antes se fastidiaba a las mujeres, ahora a los hombres.

Son numerosas las asociaciones de padres separados que denuncian que esta ley vulnera más de 7 artículos de la Constitución y que concluyen, en que hay que luchar no contra un sexo, sino contra la discriminación venga de donde venga. En su día, la feminista Evelyn Suellot denunció el papel ridículo que se reserva a los padres tras una separación o divorcio. Las mujeres han impuesto el dominio no sólo en el papel de la procreación, sino en todos los ámbitos y pasos que se dan hasta la mayoría de edad. Puede que las decisiones judiciales se tomaran en tiempos en que las mujeres trabajaban únicamente en casa, pero está más que obsoleta esta situación. Para demostrar la nulidad paterna o del hombre dentro de la procreación, el psiquiatra Rojas Marcos denuncia que una mujer soltera puede tener un hijo sin padre a partir de una inseminación artificial. Un camino de desprecio, sostiene, hacia el hombre que podría tener un hijo a partir de un óvulo y una matriz artificial, que la ciencia resolverá pronto. Se duele el psiquiatra y con razón, de que los hombres no pueden decidir ni si sus parejas abortan o no. Una determinación única de ella pues la mujer es libre de abortar, porque es la que está sujeta a ansiedades, limitaciones físicas y dolores que solo ella puede soportar. Otra vez el hombre es un cero absoluto en la decisión de ser padre o no.

Por muy dolorosa que sea una ruptura matrimonial los niños no deben ser moneda de cambio o motivo de chantaje. Miles de padres son objeto de discriminación por razón de sexo en los casos de separación y divorcio. Como resultado, miles de niños –entre 260 y 650 al día en España–, crecen lejos de su padre, en una situación de orfandad artificial que, no sólo es contraria a los principios constitucionales, sino también a los preceptos de la ley natural, anterior a todas las constituciones. ¿quién dijo que el instinto paternal no existe?
 
Mariló Montero