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Carlos Herrera  
Diez Minutos, 17 de octubre de 2001
Eva: que acabe la incertidumbre

Todo parece indicar que la decisión está tomada: Eva Sannum será reina de los españoles. Los “zarzuelólogos” no paran de hacer exégesis de cada gesto de la Casa del Rey y concluyen que Felipe de Borbón ha optado por liarse la manta a la cabeza y, contra viento y marea, casarse con esta joven noruega que convence sólo a unos más que a otros, especialmente a los republicanos. La noticia del acercamiento de Eva a la fe católica (requisito perfectamente prescindible si atendemos a la libertad de culto que garantiza la Constitución) y la retirada de sus fotos de los catálogos de modelos activaron las alarmas de todas las redacciones e hicieron que se especulara con un próximo compromiso oficial, cosa que negaron portavoces autorizados de Zarzuela en un gesto hasta ahora muy poco habitual.

Si don Felipe ha de casarse con Eva, que se sepa ya. Y si ha de hacerlo, que lo haga pronto, que se le está pasando el arroz

La primera impresión a la que se llega observando este tira y afloja es, como decía, la firme decisión del Heredero de casarse por encima de cualquier opinión contraria, incluida la de los Reyes. La segunda es la desorientación vestida de prudencia que se tiene en las dependencias de Palacio: no saben qué hacer. Ganar tiempo parece ser una de las consignas claras, otra podría ser encadenar una política de gestos sutiles que llevara a la opinión pública a encajar la decisión del Príncipe de Asturias. Ambas, en cualquier caso, no llevan a otra cosa que a marear la perdiz y a ponérselo fácil a los que quieren que la Monarquía sea objeto permanente de debate.
Si ha de casarse, que se sepa ya.
Y si ha de hacerlo, que lo haga pronto, que ya calza treinta y tres años y se le está pasando el arroz.

Todos sabemos que no son sólo amigos, como pretenden hacernos creer los responsables de comunicación de la Casa Real

Un asunto tan delicado como la elección de esposa por parte del Heredero de una corona que ha sufrido los vaivenes de la española no debe ser, precisamente, una carrera de sobresaltos. Todos sabemos perfectamente que no son sólo amigos, como pretenden hacernos creer los responsables de comunicación de la Casa. Ya sabemos que la Casa Real no comunica noviazgos, sino compromisos, que así lo hizo en el caso de las Infantas. Pero ni las Infantas van a reinar ni sus esposos tampoco, al menos de momento, con lo que sería bueno que, de estar la decisión tozudamente tomada por don Felipe, se dejaran de gestos balsámicos y cogieran por el camino más corto. El país entero dejaría de debatir la conveniencia de una modelo noruega como soberana y la Monarquía no tendría que sufrir maniobras en su contra. Puestos al disparate, que sea cuanto antes mejor.