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Carlos Herrera  
El Semanal, 19 de febrero de 2017
Bilingüismo para qué

Resulta absolutamente estupefaciente que a estas alturas estos cenutrios contritos cuestionen la eficacia del estudio del inglés

Libertad para qué. Es de las mejores cosas que he leído de esta pandilla. Izquierda Unida de hogaño nos tiene acostumbrados a retorcer de forma cómica la realidad para ajustarla a su ideología decimonónica y reaccionaria, pero hasta la fecha muy pocos exabruptos intelectuales han alcanzado el nivel de tontuna de las consideraciones acerca de la enseñanza del inglés en los diferentes planes de educación que coexisten en España. Todos los tópicos de los que son capaces expuestos de una sola tacada.

Mediante diversos tuits preñados de infantilismo intelectual, la dirección sectorial de Izquierda Unida sostiene que el bilingüismo escolar y la enseñanza del inglés se orientan a «un modelo de país basado en precariado orientado para atender al turismo y emigrar». «Bilingües para qué», se pregunta el estudio que, sorprendentemente, sustentan en la formación política comunista. Aprender inglés no garantiza nada, sostienen en IU. Y es verdad. Todos hemos conocido tontos en varios idiomas y, muchas veces, en multicolor, pero la cosa va más allá.

Aseguran desde ese frontispicio de la vanguardia y la modernidad que es lo que queda de Izquierda Unida que el inglés es una forma de discriminación que la oligarquía y la derecha neoliberal utilizan a destajo, y lo justifican asegurando que los adinerados siempre tendrán más posibilidades de enviar a sus hijos a aprender mejor inglés fuera de la escuela. La solución a que los perversos padres de la burguesía enriquecida no envíen a sus hijos a aprender inglés a un campamento de verano en Inglaterra es, por lo visto, que no lo aprenda ninguno; así nadie podrá tener ventaja en función de su instrucción fuera de lo obligatorio. Todos sin saber inglés. El sueño igualitario.

Por demás, es obvio que para esta formación política tan primitiva como cómica el inglés es una forma colonial de expresión. Así lo definen cuando afirman que el sistema insiste en divulgar y transmitir la enseñanza de idiomas del norte que, mediante su enseñanza, genera segregaciones. Ignoro si con ello sugieren que aprendamos el árabe que manejan los marroquíes o que desechemos también el francés que se habla más al norte de nuestras fronteras y que como instrumento de comunicación en colonias tiene un historial de aúpa. Insisten, por más que les sorprenda, en sugerir la enseñanza del wolof o del rumano, idiomas que manejan emigrantes llegados del África meridional o de Rumanía.

Sé que es demasiado bonito para ser verdad, pero a Twitter me remito y a las diversas explicaciones que han intentado matizar la barbaridad expuesta y que se han sucedido desde la publicación de los primeros mensajes. Izquierda Unida, la formación que lidera supuestamente Alberto Garzón, se ha transformado en esto, en la caricatura de un aborregado saco de chalados en la que se pretende destacar mediante el sencillo método de decir la estupidez más grande de forma supuestamente grave y afectada.

La enseñanza de un segundo idioma es un elemento indiscutible de todo programa de formación integral del individuo cara a desenvolverse en un mundo extraordinariamente globalizado y en el que las ofertas laborales exigen el desenvolvimiento en diversas lenguas, esencialmente inglés, español, francés, etc. El chino, objeto de estudio de muchos jóvenes, hablado por millones de nativos, es un muro demasiado alto al que jamás se llega de forma sobrada, pero sí a la lengua inglesa, hablada con naturalidad y gran desenvoltura por la juventud de toda Europa.

Que a estas alturas estos cenutrios contritos de Izquierda Unida cuestionen la eficacia del estudio del inglés en planes bilingües resulta absolutamente estupefaciente, a no ser que quieran abrir el debate pertinente de si la enseñanza bilingüe resta eficacia en la profundización de algunas materias; es decir, si por estudiar química en inglés se deja de estudiar química a fondo, o matemáticas a fondo, que ese es un debate interesante, pero me da que la reflexión no sigue ese camino.

La reflexión, si se le puede llamar así, y después de las muchas explicaciones con las que se han pretendido justificar, sigue siendo ideológica, no técnica: el inglés es el idioma en el que se hacen los negocios, la lengua de los neoliberales, el instrumento mediante el cual volar, emigrar, trabajar y negociar con el mundo libre y próspero, y eso siempre será un vade retro, satanás para una formación política que nos quiere a todos uniformados, alienados y sojuzgados. El sueño de todo comunista.