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Carlos Herrera  
ABC, 16 de septiembre de 2005
Lo siento, López

No soy muy buen remero, lo reconozco. Creo llevar bien el ritmo y todo eso, pero siempre acabo descolocando el remo delantero o trasero a cuentas de ir más lento o más rápido que los demás. No suelen llamarme, la verdad, para las competiciones del Guadalquivir y los del Club Labradores miran hacia otra parte cuando pido pista. Por eso me siento incapaz de hacer feliz a Pachi López cuando pide que rememos todos los medios de comunicación en la misma dirección, la adecuada. Además, me asaltan, de repente, varias incógnitas: ¿en qué dirección?, ¿cuál es la dirección adecuada?, ¿quién la marca?

Si remar en la misma dirección quiere decir mirar hacia otra parte y no querer percatarse de que Díez Usabiaga, el matón de LAB, ha pasado de ser el representante de ETA en la tierra a «un hombre de la izquierda abertzale que tiene mucho que decir en un escenario de normalización», yo no remo.

Si remar quiere decir que la gestión de las cárceles vascas la lleve directamente el poca vergüenza de Azcárraga y que, con los presos acercados, acaben éstos tomando pinchos en la Parte Vieja de San Sebastián, yo no remo.

Si remar quiere decir elaborar un plan para que los reclusos etarras puedan obtener beneficios totales de cara a su reinserción en un Estado claudicante, yo no remo.

Si remar quiere decir conceder a ETA un papel político protagonista y brindarle la iniciativa gracias a que los dos grandes partidos, PP y PSOE, no van juntos en este asunto, yo no remo. Si remar quiere decir liquidar el Pacto por las Libertades, artífice de todo lo bueno que ha ocurrido en los tres últimos años, yo no remo.

Si remar quiere decir guardar silencio y abandonar cualquier tipo de crítica frente a los caminos tortuosos del gobierno de turno, yo no remo.

Si remar quiere decir cambiar la denominación habitual de los escenarios que nos han sido comunes por otra que ampare una cierta dulcificación de las cosas cara a preparar a la sociedad para un futuro y vergonzante acuerdo, yo no remo.

Si remar quiere decir considerar que los jueces -como afirmó el estupefaciente portavoz de «Jueces para la Demagogia»- deben adaptar sus condenas a la sensibilidad política coyuntural que ha desatado un gobierno ambicioso, yo no remo.

Si remar quiere decir perdonarle a Usabiaga y a Otegui todos los desplantes a la decencia y todas las jactancias y chulerías sobre muertos y torturados, yo no remo.

Si remar quiere decir tragar con que ETA no haya declarado previamente ningún abandono de las armas -aunque insistan en que «no ha matado durante dos años»- y, en cambio, sea aceptada en una discreta mesa de negociación, yo no remo.

Si remar quiere decir que las petardas éstas de las Tierras Vascas se paseen por el Parlamento Vasco con la llave de la gobernación y con la pretensión indecente de presidir la Comisión de Derechos Humanos que ya presidió el asesino Ternera con la aquiescencia del PNV, yo no remo.

Si remar es dejar de considerar a las víctimas como sujeto activo de este proceso espeso e incierto sobre el que cada día se van acumulando más y más sospechas, yo no remo.

Si remar quiere decir hacernos a la idea de que, a la larga o la corta, asesinos como Chouzas «Gaddafi» se saldrán con la suya y obtendrán el beneficio supremo de la libertad como «pago doloroso pero inevitable» al cese de las acciones terroristas, yo no remo.

Lo siento, López, le agradezco el ofrecimiento, pero yo no remo.

Otros, los que mantuvieron siempre posiciones tibias o «pontoneras», estarán encantados en hacerlo. La grandeza de este oficio, ya ve, consiste en que