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								  	 Con lo que queda de arroz, Manolo podría enfoscar la pared del cuarto de Jessica 
  
 Un ‘paellicida’ –lo tengo escrito por alguna parte– es aquel que  reúne a los amigos un domingo y los somete a la dura prueba de comer un  engrudo insípido con tropezones al que ha llamado pomposa y  pretendidamente «un arrocito» –o «arrolito» en su versión sureña–, y que  ha sido preparado, en pantalón corto y camiseta de playa, en una paella  mucho más pequeña de lo que corresponde al número de comensales, con un  grano de tipo pakistaní y acompañado de unos fiambres de corte  industrial y sabor, evidentemente, también industrial. Este tipo de  sujeto es una común especie primaveral y veraniega caracterizada por el  uso de papel de periódico para tapar la paella «y que sude el arroz» y  el abuso continuado de la frase «hosti, nene, que bueno va a salir  esto», mientras lo va removiendo impunemente con un cucharón de aluminio  y lo sazona con colorante alimentario y una pastilla de caldo  concentrado de ave. Sus amigos murmuran continuamente aquello de «¿quién  le habrá dicho a Manolo que hace bien el arroz?» y asisten, resignados,  al momento de descubrir el cuadro gramíneo sembrado de rodajas de limón  y tiras de pimientos morrones que bien recuerda a los llaveros en forma  de paella que suelen llevarse de recuerdo los extranjeros más fieles al  realismo mágico. Normalmente, Manolo consigue que se pase y se gachee  hasta el grano de arroz pakistaní, que ya es esfuerzo, y acostumbra a  servirlo preguntando si alguien quiere «socarrat». Si resulta  medianamente tragable, también es de los que escucha lo de «dame un  segundo plato, pero sólo arroz», que es una de las frases más mentadas  en los jardines de España pasadas las tres de la tarde, cuando las  sangrías hacen su efecto y cuando las latas de mejillones han dejado ya  un surco indeleble en esófagos y estómagos. También normalmente, con lo  que queda de arroz, Manolo podría enfoscar sin problemas la pared del  cuarto de Jessica y parte de la mediana que separa su clorofila con la  casa de los padres de Isis y Yasmina, las impertinentes vecinitas,  ejemplos vivos de lo que es capaz de conseguir una buena Logse en  condiciones. El paellicida se jura que el próximo domingo le echará  menos arroz y procurará no tapar la paella con la página de las  esquelas, ya que con el vapor uno puede leer perfectamente en el plato  –merced a la tinta fácil– el obituario de un registrador de la propiedad  muy llorado por toda la comunidad de regantes y por su familia y  amigos. 
 
Y eso, todo eso, ocurre porque hacer arroz no es  nada fácil. Si no es porque se pasa, es porque se queda duro; si no está  insaboro, está pasado de bombo y de sal. Los mismos profesionales de la  paella no siempre aciertan, y no es fácil encontrar un sitio donde la  media sea de alto nivel y el fallo casi no aparezca, con lo que  imaginemos qué puede pasarle a un aficionado. El buen arroz, o se lo  come usted en las comunidades valenciana y murciana o da con alguien que  le haya cogido muy bien el pulso a las cosas. Madrid, por ejemplo, es  una lotería improbabilísima. Se salva Los Arroces de Segis, que es un  maestro que no acostumbra a fallar y que los hace al fuego de sarmiento,  y muy pocos más. En Barcelona, con todo lo que presumen, también se  cuentan con los dedos de una mano y me sobra alguno. En el resto de  territorios tiene usted que adaptarse a otros arroces, normalmente  guisados con perdiz, liebre o codorniz. O dejarse llevar por arroces  marineros con profusión de mariscos que –no siempre– le ayudarán a  sobrevivir: Manolito, en la calle Francia del Polígono Trocadero de  Puerto Real (Cádiz), hace el mejor del mundo, créanme, y no está nada  mal el que prepara Rosita Saldaña en La Marina, en Costa Ballena de  Chipiona. 
 
Otra semana seguiré con la relación. Por ahora  tiemblen pensando que llega el buen tiempo y el paellicida se prepara  para inaugurar temporada. Cuando hayan de comerlo, cierren los ojos y no  respiren. Y encomiéndense a quien quieran. Aunque no les vaya a servir  de mucho. 
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