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Carlos Herrera  
ABC, 30 de enero de 2015
La deuda y las alfombras

AMPLIARME parece poco edificante que toda la parranda progre de España no haya reaccionado al unísono solidarizándose con las pretensiones humanitarias del gobierno griego para con sus ciudadanos. El gobierno de Tsipras apuesta por el bienestar social, o eso dicen, y lo hacen aumentando considerablemente el gasto público sin concretar en exceso el lugar de donde extraer los fondos necesarios para ello. Para cualquier avezado observador no resultará difícil concluir que pretenderán utilizar el dinero que dejen de pagar de la deuda acumulada que soportan, en el hipotético caso de que puedan hacerlo sin reventar el sistema. Decía lo de la progresía selecta española, tan eufórica por la victoria de la extrema izquierda –que pacta con un partido de derecha extrema–, ya que no han corrido en manada a retratarse ante la ventanilla: si tanto confían en la habilidad gobernante de los generosos mandatarios griegos, ¿por qué no invierten sus ahorros en comprar deuda pública griega? ¡Qué hermoso ejemplo de solidaridad sería ver a la cofradía del progreso arriesgando sus euros a cambio de un interés del 10’6 por ciento! No es precisamente un interés despreciable y supone obtener dieciséis mil euros si se compran bonos por valor de cien mil euros, con lo que la operación es redonda.

Pero no lo van a hacer. Hasta ahí podríamos llegar. Una cosa es una cosa y otra cosa es un paraguas, como bien decía siempre mi compadre Anacleto. El Eurogrupo se ha encargado de recordarle a los descorbatados muchachos vencedores que las deudas son las deudas y que hay que pagarlas. De forma que no maten al pagador, evidentemente, pero pagando Dios mediante. Martín Schulz se lo ha dejado bien claro a los encargados de gestionar ese inmenso fraude que es Grecia: con la deuda ni una broma, de quita ni hablar y los compromisos son los compromisos. Y la Unión Europea no puede hacer distingos: si a Grecia se le consienten cosas que no se le han consentido a Portugal o a Irlanda, el agravio comparativo puede ser bárbaro, ya que tanto Dublín como Lisboa han trabajado con toda sobriedad para salir de una situación dramática con no pocos desgastes electorales. El mensaje que se le mandaría a Europa es: ánimo, votad a la izquierda rancia, que con el simple miedo a la radicalización os perdonaremos los compromisos que no le hemos perdonado a otros.

Por demás, no habrán de tardar mucho las revelaciones sobre los contactos perversos entre el perdonavidas de Pablo Iglesias y diversos amigos suyos poco recomendables, léase Irán e HispanTV, Venezuela y la conexión petrolífera. Nadie dude que las investigaciones acerca de las finanzas de los Monedero y compañía son objeto de estudio por parte de aquellos que tienen medios, al amparo de la ley, para escudriñar las relaciones indebidas de cualquier grupo de iluminados podemistas y gente tan poco recomendable como la que surge del régimen iraní. No se extrañen de que algún poderoso servicio de inteligencia extranjero esté propiciando la investigación tendente a señalar la conexión entre unos y otros. ¿Pueden entrar a Israel los alegres muchachos de Pablo Iglesias, sin ir más lejos?.

Desafiar presuntuosamente a un Estado a través de tertulias televisivas baratas y preuniversitarias comporta el riesgo de que te levanten las alfombras y se te vean las arrugas del discurso. No sé si están en ello quienes deben de estar, pero tampoco me extrañaría que así fuera. La carrera meteórica hacia el éxito que se les adivinaba a los alegres muchachos bolivarianos puede tener menos recorrido del que parecía, y el desmerengamiento que algunos preveían puede ser mas cierto de lo que algunos están dispuestos a admitir. Los Monederos, Errejones e Iglesias varios tienen zonas de sombra que no tardarán en hacerse visibles. Permanezcan atentos a la pantalla que esto no ha hecho más que empezar.