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Carlos Herrera  
ABC, 11 de abril de 2014
La pasión de Susana

IU y la estructura de poder que alcanzó mediante el pacto con los socialistas decidieron que esas cosas de la legalidad no van con ellos

SUSANA Díaz, la flamante y omnipresente presidenta de la Junta de Andalucía, tenía previsto dedicar algunos días de la próxima Semana Santa, de la que es cofrade confesa, a la visita y disfrute de diversas Hermandades andaluzas. Entre afición, devoción y aconsejable presencia institucional, quería darse una vuelta por cofradías propias y ajenas: algún balcón, alguna salida o entrada, alguna visita a templos y algún salto a alguna ciudad andaluza no demasiado lejana de Sevilla. No le habrá de faltar tiempo para dedicar atención a los suyos, la gente de San Gonzalo, Barrio León, Triana, con su prodigioso andar basado en lanzar por delante el pie izquierdo, ni para dedicar la mañana de Domingo de Ramos a pasear entre Palios y Misterios en El Salvador o en La Amargura; pero, visto lo que hay y lo que puede haber, le habrá de faltar para la mayoría de actos a los que pretendía acudir. Y es que le ha sobrevenido una crisis. O un atisbo de crisis. O un aviso de ruptura. O un carajal, no sé, ya que a estas horas debe de estar redactado (y firmado) el decreto por el que retira a una de sus consejerías la competencia de asignación de viviendas –que viene a ser casi toda la competencia de vivienda– por mor de una acción políticamente desleal. La Consejería de Fomento y Vivienda entra en el saco operativo de su socio de gobierno, Izquierda Unida, y la encabeza una conocida incompetente de nombre Elena Cortés, antigua concejal cordobesa célebre por sus voces con altavoz contra el paso de una Cofradía por sus predios. De firmar o no ese decreto dependía una crisis de gobierno. Y su Semana Santa. Y por lo que se ve, lo ha firmado.

También es verdad que sólo ha firmado una reorganización del trabajo y no ha destituido a la consejera en cuestión, que es lo que se merece alguien que toma decisiones en contra del derecho y la igualdad. Pero bastante es. Como es sabido, la consejería repartió llaves de viviendas entre los «okupas» desalojados de unas viviendas que utilizaban las mismas mediante la técnica de la patada en la puerta desde hacía dos años. Una vez desalojados, teledirigidos por IU, se plantaron ante las puertas del Ayuntamiento de Sevilla reclamando una vivienda, petición que el consistorio no pudo complacer por el detalle menor de ser unas doce mil las familias que están a la espera de algo parecido. Izquierda Unida y la estructura de poder que alcanzó mediante el pacto con los socialistas al efecto de impedir el gobierno del PP decidieron que esas cosas de la legalidad no van con ellos y repartieron llaves de viviendas «provisionales» a quienes tan amigos resultan de la patada en la puerta. Es una invitación, como pueden imaginar, a que todos aquellos que tengan que ponerse en una lista reconsideren esa decisión y adopten la de reventar un par de cerraduras, siempre que cuenten, claro está, con la colaboración de IU. Esta patulea de sujetos es la que nos gobierna por aquí abajo.

A Susana Díaz no le quedaba otra que ser taxativa. Y es motivo de regocijo que lo haya sido, aunque a estas alturas ya haya quien se malicie y piense que esta crisis le sirva de excusa para argumentar la imposibilidad de gobernar con esta excrecencia ideológica y, consecuentemente, verse forzada a convocar unas elecciones tan anticipadas como deseadas por los suyos y por aquellos que sólo viven del cálculo que brindan las encuestas. Sería un tanto irresponsable y forzado hacerlo, y Susana lo sabe. Con lo que esperemos que sea sólo su calendario cofradiero el que se vea alterado y no el de todos los andaluces, que no tienen la culpa del desahogo de unos y de la toxicidad ideológica de otros.