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Carlos Herrera  
ABC, 13 de enero de 2001
Esto es Jauja

Somos los mejores. Somos los más compresivos, los más tolerantes, los más demócratas. Damos lecciones a los americanos, a los británicos, a los franceses, a los alemanes. En España es donde en verdad se hace política progresista con los delincuentes de todo grado, no en el resto de Europa, donde son capaces de encarcelar a un asesino a perpetuidad. Nosotros les castigamos un poquito, les reñimos, les afeamos la conducta y luego les dejamos en libertad porque no se corresponde con políticas de progreso encerrar a quien ha matado.

La ineptitud de los administradores, el complejo de los legisladores, y la relajación de los Juzgados van a hacer posible la puesta en libertad de, por ejemplo, dos recientes asesinas en cuestión de días. Poco importa lo que sienta hoy mismo los padres de la chiquilla de San Fernando macheteada por dos amiguitas. La Justicia española no repara en esos equilibrios. Los asesinos de Lucrecia, aquella pobre mujer dominicana balaseada simplemente por ser negra, estarán mañana en casa al cuidado de papá y mamá. Han pasado ocho años. Sólo. En el caso anterior, seis meses. En el del muchacho de la katana, otro tanto. Entre uno s y otros, entre legisladores incapaces y administradores ineptos, seguimos demostrando al mundo cuán barato es matar aquí. ¿Se imaginan este mismo caso en países de nuestro entorno? ¿Es necesario recordar como tratan los británicos a los niños asesinos? ¿Saben ustedes que democracias tan asentadas como la francesa o la alemana contemplan y practican la cadena perpetua? Después de que las asesinas de Klara estén en casa —vigiladas a distancias por una tutora o algo así— la ciudadanía española tendrá todo el derecho a pensar que nuestra Administración de Justicia está más preocupada por proteger a los verdugos que por garantizar la libertad a las víctimas. Pero eso no ha de extrañar en un país donde hasta algunos obispos están más preocupados por quien lleva pistola que por quien recibe las balas.

Esto es Jauja. Así cualquiera es asesino. Con tanto progresismo va a haber que meterse en las cárceles para estar seguros