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Carlos Herrera  
ABC, 1 de julio de 2011
Miccionar en la herida

Los jurados, y más si los nombra la ministra de Cultura, tienden a escuchar los argumentos de quienes mandan

A los miembros del selecto y cosmopolita jurado que ha concedido a San Sebastián el titulo de Capital Europea de la Cultura les ha debido de asaltar una especie de complejo de Tribunal Constitucional, una ataque de buenismo infinito, una ínfula de mediador internacional de conflictos, un pronto de asesor del Premio Nobel de la Paz. Si no, no se entiende. Si no han pensado que pueden ser como los Pascal Sala, Eugenio Gay y demás patulea, es que son demasiado bizcochables o es que se tragaron a Blancanieves de pequeños y aún no la han vomitado. Y no porque hayan dado su favor a una ciudad como San Sebastián, que se merece eso y más, sino porque lo han justificado con argumentos políticos típicos de concejal del PSOE, de lehendakari cursi o de presidente del Gobierno en horas excitadas.

Puede que haya sido parte de los acuerdos del Gobierno de Rodríguez Zapatero con el PNV, parte de la estrategia para hacer de Bildu un grupito de majorettesde la bondad o directamente que son un grupo de cretinos, pero a nadie se le ocurre conceder a un ayuntamiento gobernado por unos chulánganos filoterroristas el carretón de oportunidades y presupuesto que supone ostentar la capitalidad cultural europea. Y a nadie se le ocurre tampoco justificar la decisión con argumentos de política barata, zapaterista, preñados de suposiciones y de ilusiones apriorísticas. Tiene razón el alcalde de Zaragoza, Belloch, cuando pretende impugnar la decisión desde razonamientos basados en el sentido común. ¿Saben estos individuos lo que significa poner en manos de Bildu un carrusel inagotable de oportunidades y repercusión para expander su basura ideológica? ¿De veras se creen estos merluzos que por el hecho de haberles nombrado Miss Europa van a cambiar los fundamentos esenciales de su política?

Los jurados, y más si los nombra la ministra de Cultura, tienen una indiscutible tendencia a escuchar los argumentos de quienes mandan. Y puede que hayan escuchado el consejo de la conveniencia de dar una «oportunidad a la paz» de la misma manera que lo escucharon los miembros del Tribunal Constitucional que dieron vía libre a los representantes de ETA en la tierra. O puede que sean unos ilusos que se hayan creído el mismo cuento de aquellos que viven permanentemente en los guindos y que empezaron a encender mecheros creyendo que los antiguos batasunos se habían vuelto repentinamente buenos. Ya se ha visto lo que son: retirar el cuadro del Rey, pedir la independencia, oponerse al progreso, exigir la libertad de asesinos condenados... La Alternativa Kas, en suma. Y van estos tíos y tías y les tocan con su varita mágica de hada buena, con el regalo de los que se obstinan en no querer ver la maldad creyendo de esa manera que la maldad no existe.

Es lo que faltaba para que la herida fuera completa. Que miccionaran en ella. Después de la infamia que cometieron los «Pascualitos» obedeciendo las ordenes del Gobierno y abriendo las puertas de la política a los representantes de ETA, lo que redondea la operación es brindarles la oportunidad de vivir cuatro años en el machito con todos los altavoces a su disposición y con todos los gastos pagados. El desprecio que desde las estructuras administrativas de la tal Capitalidad se va a realizar del Estado Español, de la Constitución, de la Justicia y del sentido común es responsabilidad directa de quienes han decidido «poner en valor el esfuerzo y la apuesta de la cultura en favor de la paz»» y de la ministra y el Gobierno en pleno, que se han demostrado incapaces de evitarlo, cuando no encantados de que así se produjese.