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Carlos Herrera  
ABC, 17 de noviembre de 2001
EL CAÑERO: Radio y terrorismo

Venía yo ayer escuchando un programa de radio matinal (cosa por la que tengo cierta afición) y decidí reparar con más atención de la habitual en los argumentos geopolíticos que estaban manejando los no tan diferentes contertulios. Analizaban las últimas medidas anunciadas por el gobierno norteamericano para combatir el terrorismo y, como pueden imaginar, tratándose de comentaristas de innegable espíritu «garantista», el enfado con la Administración Bush era notable; tanto que hasta mi pusilánime espíritu llegó a temer por la buenas relaciones que mantienen ambos gobiernos desde Eisenhower. Afirmaban que España era el ejemplo en el que debían mirarse países como Reino Unido o Estados Unidos ya que nuestro país ha sabido luchar contra el terrorismo (?) y, sin embargo, ha garantizado los derechos individuales.

En pleno furor de defensa del cansino y recurrente tema (pero fundamental, estoy de acuerdo) de las libertades civiles versus la amenaza terrorista, una de las voces, perteneciente a una mujer, comentarista a la que fui incapaz de identificar ya que no escuché su nombre, aseguró categóricamente y a boca llena que «lo que se ha demostrado es que el gobierno norteamericano no tiene ni puñetera idea de terrorismo». Pues menos mal que no la tienen, que si la llegan a tener… Ella sola —y cuánto lamento no conocer la identidad de esta visionaria capaz de diagnosticar el planeta Tierra con esa facilidad y de saber más que todos los analistas del Pentágono— hubiera arreglado de un plumazo el escaso debate que ha abierto  entre los ciudadanos norteamericanos este paquete de medidas mediante el cual su gobierno asegura poder garantizar la seguridad nacional. Todo ese silogismo se basaba en la premisa de que «han sucumbido ante los terroristas ya que estos han conseguido lo que querían era ser barridos de su santuario asiático y ser detenidos en medio globo, la verdad es que lo han conseguido.

Pensé en la distancia inasible que separa a muchos opinantes del más mínimo sentido de la prudencia, y que yo mismo podía ser uno de ellos, un simple que, de un plumazo, le llama tontos a uno de los mejores equipos de estrategas geopolíticos mundiales. Sólo faltó que citaran a González (Felipe) y lamentaran que los talibanes no hubieran resistido un poco más para así hacer menos ridículas sus predicciones. Y ya otro día les contaré lo que decían de lo del lehendakari de Ocklahoma, que eso no tiene desperdicio. En fin…