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Carlos Herrera  
ABC, 9 de abril de 2010
Yo iba a escribir de lo de Garzón...

«¿OTRA columna sobre Garzón, Herrera? No me diga eso de sí y no, de que depende de cómo se enfoque, de cómo empiece o termine el artículo, que ese cuento ya me lo sé.

Yo le pido encarecidamente que si no tiene usted la revelación del siglo me evite el suelto, que estoy de Garzón, sus cacerías, sus Gales, sus Faisanes, sus Causas Generales y sus cursos en Nueva York hasta donde usted se imagina y un poquito más.

Que ustedes los periodistas son muy seguidos: cogen una linde y no la dejan hasta que no se acaba; ¿no hay otros asuntos sociales, políticos, incluso judiciales, que merezcan la atención de pelmas como usted, Herrerita?

Hay cuatro millones y medio de criaturas ahí afuera lampando por un trabajo en condiciones, rezando para que no le suban el euríbor, para que no se note la subida del IVA, para que no le echen a la calle al hijo mayor, para que no suban los alimentos frescos, para que no les llegue la luz, el agua, el butano y la tasa de basuras sin que tengan con qué hacerles frente.

Hay ahí afuera cientos de miles de padres y madres rezando cada noche para que sus hijos vuelvan sanos y salvos a casa, sin que les haya atropellado un borracho, sin que les hayan roto una botella en la cabeza, sin que les hayan metido una navaja en el pecho o sin que se hayan roto media osamenta en una moto.

Hay ahí afuera colectivos enteros metidos de hocicos en depresiones laborales comprensibles, como los maestros o profesores de escuela, hartos de que les tomen por el pito del sereno y de que se sientan indefensos ante una panda de hijos de su madre que les amenazan y chulean. Ellos, los hijos de su madre, y la madre también.

¿Va usted a machacarme con Garzón cuando aquí nos gastamos un gobierno que no se sabe exactamente de quién es amigo, de quién adversario, con quién se alía, con quién tiene valor para enfrentarse, cuando no sabemos si está de acuerdo con que se multe en Cataluña por rotular comercios tan sólo en Castellano o cuando no tenemos ni idea de si tiene ni idea de cómo salir de esta?

Lo de Garzón es muy llamativo, si yo le entiendo, pero a la gente de la calle le importa poco que a un juez se le vaya la chorla y se ponga a preguntar si Franco ha muerto o si el General Yagüe tomó Badajoz con la ayuda del padre de la abogada ésta de Izquierda Unida de la que no recuerdo el nombre.

A la gente, entérese Herrera, le preocupa la Gürtel por el ruido que hace y porque no le gusta que roben a cuenta de lo suyo, pero no es el futuro del tesorero de un partido lo que le lleva a mal traer, sino saber si el mes que viene habrá billetes en el sobre del tocador del dormitorio, si subirá la gasolina, si podrá mantener abierta la tienda de pinturas un mes más, si le van a pagar lo que le deben los ayuntamientos o si le conceden por fin el crédito que pidió hace siete meses y sin el cual no puede sacar su negocio adelante.

¿Lo de Garzón? Todo lo que usted quiera, si hay que empapelarlo, que se le empapele, si hay que sacarlo el Domingo de Resurrección bajo palio, se le saca, pero déjeme ya de conspiraciones gremiales: me da toda la impresión de que en esas alturas corren las navajas del ajuste de cuentas con mucha más facilidad que en los barrios de un poco más allá de donde le señalo con este dedo tieso, tieso, como la mojama en la que nos vamos a convertir si esto no pega un cambio.

Espero que no se moleste por lo que le he dicho, que una es muy impetuosa, pero es que estoy hasta aquí, y a veces reviento y no puedo más».